...entendiendo la necesidad de un bastón para el corazón...

domingo, 28 de febrero de 2010

Estabilidad asistida


Perdemos estabilidad con demasiada frecuencia, y entonces mucho circo, poco pan y de clones, ni hablar. Pero no va más. De pronto agarran el único hilo que te une con la señorita esperanza y lo cortan. Sin intención de daño, eso muy claro está.
Ahora pensemos cuan necesario es un bastón para nuestro corazón. Obvio, para no perder estabilidad tan seguido, y otra vez circo y otra vez, sólo una vez más. Donde encontrarlo? siempre apretado en nuestras manos. Y si el bastón emprende el vuelo, habrá que esperar, o seguir jugando. Simplemente jugar, jugar a escribir, a recordar aquellos besos, a querer o a odiar; pero siempre jugar.
Y a seguir, con aguante y lo que sea que nos acompañe, a seguir en pie.

La reina del Halopidol



Aunque se ponga muy loca

y hasta a veces se cambie el nombre
Aunque no peine su pelo
y no se pinte la boca.

Por la tarde una niña
Por las noches unas copas de más.
Otro jueves tan sola,
otro martes sin ti.

De pequeña sonreía
una sola vez por día,
de grande juega a ser
la reina del Halopidol.

De muñeca los ojos
de rockstar la nariz
de la risa al olvido
de un infierno creyendote feliz.

De pequeña sonreía
una sola vez por día,
de grande juega a ser
la reina del Halopidol.

Puente

Mis ojos no se cruzan con tu cuerpo
pero igual yo te veo venir, te veo venir, te veo, creo.
Como una montaña de espejos que me llevan a mi infancia,
una avalancha de sueños

Y ahí estás, ya no puedo borrarte de mi mente.
Y ahí está, ya no puedo destruir este puente

Me confieso tan inoportuno, hoy te imagino desnuda
y mi corazón sigue roto.
Miro la pared como un loco, ya no se que pensar,
que tomar, que pintar, que bobo.

Y ahí estás, ya no puedo borrarte de mi mente.
Y ahí está, ya no puedo cruzar más este puente

Domingo en patio de verano sin casa gris, el corazón tal vez


Cuatro árboles mirando pájaros imaginarios,

entre vinos, rosas y estrellas.

Palabras entre palabras que se mezclan en el humo.


Brindamos sin saber por qué, y en el silencio.

Peces de ciudad sin ciudad ni rutas por las que caminar.


Palabras entre amores sin amor y

sexo frío en primavera.

Un bastón que se diluye en colores

que se borran en alcohol.


Y si todo el mundo miente

creemos en un dios piadoso

que nos muestra un encantador infierno,

que nos enloquece, entonces nos invadimos,

poco a poco.