...entendiendo la necesidad de un bastón para el corazón...

lunes, 13 de mayo de 2013

Eos




Ay, tus sonrosados dedos
se presentan ahora abrasadores,
punzantes blancos rayos de piel.
Ven, lentamente
y de plata siempre;
precede este eterno renacer
como si todo estuviese oculto,
destruye el ébano
oh Diosa de lo inmaculado.
Fuera de ti, ardiente estrella,
ya nada gris existe.
Fuera de ti, la más ardiente,
todo se diluye y no hay mirar.

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