Un día le pediste un beso limpio
y los vasos se llenaron al instante.
Y creyeron agarrar
a ese toro por las astas
pero cayeron rendidos.
ya no hay vientos que te acerquen a su cuerpo,
ella sigue bailando por ahí,
diluyendose, enfermandose;
riendo bajo otros techos, entre otros dedos.
que lindo lo que escribís!!! muy bello. Saludos Naty
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