...entendiendo la necesidad de un bastón para el corazón...

lunes, 18 de junio de 2012

La dama del vestido verde



La dama del vestido verde
Conversación en dos actos

I
            - La conocí y fue una nube violeta. La miré, y con vapores se hizo carne y fuimos volando como cuando soñás que volás pero estás nadando en el aire. Era hermosa hasta que se fue muriendo.
            - Nadie entiende. No es una flor. En realidad es invisible, como los pájaros.
            - No, no. Yo la veía. Y hasta la vi mutando. Una noche se hizo estufa y en un instante era Camille. Pero se fue muriendo así, en mis brazos, hasta que de pronto yo también sentí la muerte.
            - Nadie entiende. No es una flor. En realidad es invisible, como los pájaros.
            - Pero si yo la olía y me llenaba la nariz de ella, y la tocaba hasta que mutó en un dios y me reí. Y quise hundirla y atarla, era la muerte; pero desgarró sus ropas y me mostró su sexo y envenenó una flecha. Y hubo semen y hubo sangre, era la muerte.
            - Nadie entiende. No es una flor. En realidad es invisible, como los pájaros.

II
            - Escuchame. Sus gemidos y su gato me despiertan en un circo. La desarmo, soy feliz mientras la bebo en el recuerdo. Escuchame, era violeta y blanca y violeta, pero nunca quiso invierno.
            - Nadie entiende. Vos lo sabés. A las flores las tocás y todo es muerte. Pero era un juego. Ella fue siempre un juego.
            - Pero si el juego es siempre otro. Ay, si Camille no fuese nunca piedra. Ay, si al Olimpo ascendiera tan solo una termita. Pero vos. Pero ella. Y Dios.
            - Nadie entiende. Vos lo sabés. A las flores las tocás y todo es muerte. Pero era un juego. Ella fue siempre un juego.
            - Escuchame. Mirame este desierto, este holocausto, este panfleto inadvertido. Mirame, decime si no entiendo. Pero si soy sólo un muerto.
            - Ya entendiste. Es invisible como los pájaros. Ya entendiste, no es una flor que se toca y todo es muerte. Vos lo sabés, ella era un juego. Ya entendiste, siempre un juego.


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